martes, 14 de marzo de 2017

Escenas Míticas: Monstruos - King Kong (1976)




   Los aficionados a las monsters-movies estamos de enhorabuena pues si, como su nombre indica, hay un rey de los monstruos, ese es King Kong. Así que el estreno de “Kong, la isla calavera” ha suscitado gran interés entre los seguidores de estas películas que son más numerosos de lo que cabría esperar. De hecho, esta clase de cine siempre ha tenido buena respuesta en la taquilla.

  

   Así que hablaremos de este mismo personaje, pero en su versión de 1976. Versión que fue generosamente vapuleada es su momento pero que, si nos atenemos a varios datos que comentaré, a la larga podremos desmitificar ese halo de fracaso que la acompaña. Es más, para los aficionados a las películas de monstruos ha pasado a ser casi un film de culto.



   Personalmente guardo un recuerdo muy cariñoso de ella pues fue una de las primeras películas que vi de un verdadero monstruo. Por tanto, me produjo una poderosa impresión la visión de unas criaturas tan enormes en pantalla. De hecho, el productor de la cinta, Dino de Laurentiis incidió en mostrar una versión con más dinosaurios y animales gigantescos.



   Se barajaron para la dirección opciones tan dispares como las de Roman Polanski o Sam Peckinpah. Incluso Michael Winner, director de películas de corte bastante violento como prueban sagas como “Yo soy la justicia”. Sin embargo, finalmente fue elegido John Guillermin, que tan solo dos años antes había triunfado con “El coloso en llamas” y cuya carrera la poblaban títulos de aventuras, aunque tampoco fue muy prolífica, con solo diez.



   Uno de los aciertos fue la elección de los protagonistas. Pero en ese momento no eran ni mucho menos las estrellas en las que se convertirían posteriormente. De hecho, por muchos fracaso que vendieran los críticos sobre la película, lo cierto es que supuso el lanzamiento de las carreras de sus intérpretes principales. Por ejemplo, Jeff Bridges ya protagonizaba algunos títulos, pero de poca entidad y tras su participación en “Kink Kong” vendrían otros éxitos como “Tron” o “Starman”.



   No, por supuesto que no me he olvidado de Jessica Lange, es más considero que es el verdadero caramelo del film. También fue amplia y variada la carrera para interpretar a Dawn. Actrices de la talla de Barbara Straisand, Melanie Griffith o Meryl Streep. O opciones de tipo más morboso como Bo Derek o Valerie Perrine. Por supuesto, aún no eran tampoco esas estrellas que algunas son ahora.
   El caso es que el papel cayó sobre una desconocida Jessica Lange, que por entonces era modelo y que debutaba en esta película. No salió nada mal el asunto. La Lange se convirtió en una sex-symbol y fue premiada con un Globo de Oro como actriz revelación. Como ya sabréis, su carrera ha sido un éxito, siendo galardonada con dos Oscars por “Tootsie” (actriz de reparto) y “Las cosas que nunca mueren” (principal).


  
  El antecedente era la versión de 1933 con Fay Wray y la posterior de 2005 de Peter Jackson con Naomi Watts. Aunque ésta de 1976 tuvo una secuela con Linda Hamilton. El caso es que costó 24 millones de dólares y consiguió en taquilla más de 80, así que como que fracaso no fue en absoluto.



   Las críticas negativas en realidad fueron más de los fans de la versión más clásica, la de 1933, pero realmente, la crítica profesional no la trató tan mal y, en general, tuvo opiniones positivas. Así que lo de fracaso es un poco mito. Es más, aparte del galardón de Jessica Lange en los Globos de Oro, fue nominada a los oscars por la fotografía y los efectos especiales, llevándose éste último.



   La gran diferencia respecto a las otras dos versiones, tanto la clásica como la más moderna, es añadir al propio mito de la bella y la bestia, una tensión sexual más que evidente. Si, a ese gorilón le ponía y mucho la Lange, prueba de ello es la escena del baño en la cascada donde incluso llega a bajarla el vestido por un segundo.

   Hubo otros cambios simbólicos importantes. Como cambiar el Empire State por las Torres Gemelas (por cierto, la proporción del cartel de la película es exagerada). Y el final, la muerte de Kong es muchísimo más violenta, tremendamente sangrienta y que, a un servidor a mi temprana edad, supuso un gran impacto y una honda consternación.
Por cierto, existe una versión extendida de la película con unos 40 minutos más.

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