jueves, 19 de abril de 2018

Escenas Míticas: Deportes - Foxcatcher




   Me ha extrañado que, siendo un aficionado y, por tanto, un seguidor de las noticias de deportes, no conociera esta historia. De hecho, vi esta película buscando títulos para añadir a este ciclo de ese tema precisamente, pensando más que sería una de aquellas de superación personal con participación triunfante en un campeonato de la disciplina correspondiente. Pero sorpresa la mía, aunque se tocan esos elementos, no es de lo que realmente va.




   Pues de lo que trata es de contar uno de los episodios más negros del deporte. Habitualmente, las películas de este genero van más en la línea que hablaba antes. Entrenamientos, competiciones, sacrificio, lucha y demás. Valores muy emocionantes y bonitos. Pero lo cierto es que el deporte tiene también su lado oscuro, pues entra en liza la exaltación de sentimientos como la ambición desmesurada, la excesiva competitividad y la envidia desaforada.



  Aunque Bennet Miller básicamente pretenda narrar una historia sobre un personaje obsesivo que acaba en tragedia, tanto si tenía que ver con el deporte como si no, para justificar los actos de los protagonistas, debe mostrarnos la presión psicológica a la que están sometidos los deportistas y que aquello de “lo importante es participar” no se aplica y si “del segundo nadie se acuerda”.



   ¿Y quien era ese personaje obsesivo? John Du Pont. Heredero de una fortuna familiar de varias generaciones sumamente prestigiosas. Filántropo, filatelista, ornitólogo; este extravagante millonario (entre los 400 más ricos del país) tenia por encima de todas, una gran afición al deporte, y más concretamente a la lucha libre. Fue por ello por lo que decidió crear una instalación de alto rendimiento para el entrenamiento y preparación de esa práctica.



   Ahí es donde entraron los hermanos Schultz, Mark y Dave. Du Pont pretendía lograr que ambos se prepararan allí para los Juegos Olímpicos de 1988 de Seúl, a la par de ejercer de entrenadores de una nueva generación de jóvenes luchadores y así apropiarse de sus éxitos. Hay que decir que los Schultz ya habían sido medallistas olímpicos en Los Ángeles 84.



   Inicialmente solo logró el concurso de Mark, quien siempre había vivido bajo la sombra de su hermano y pretendía destacarse sobre él. Sin embargo, aunque en principio todo fue bien, al tiempo, su enfrentamiento con Du Pont desembocó en el abandono de Mark de Foxcatcher. Quizá eso le salvó. Porque Du Pont recurrió a su hermano Dave con quien se dijo que llegaron a tener una gran amistad. Se dice también que Dave quiso abandonar también para entrenar en una universidad y por eso, un día Du Pont decidió matarle a balazos, por traición.



   Pero lo cierto es que el excéntrico millonario estaba profundamente trastornado y era realmente peligroso. Es uno más de los episodios negros de la historia del deporte. Éste está empañado de ellos; como los asesinatos de O.J. Simpson, la agresión de Tonya Harding (retratada en “Yo, Tonya”), el escandalo de dopaje de Lance Armstrong, el ataque a Mónica seles, la caída de Tiger Woods, entre otros.



   Dirigió Bennet Miller (“Capote”, “Moneyball”) y la película tuvo excelentes críticas, además de cinco nominaciones al Oscar en 2014 (Actor principal, secundario, director, guión y maquillaje). Lo que contrastaba con el fracaso en la taquilla. Costó 24 millones y solo recaudó 15 de ellos. El reparto era sumamente competente; Channing Tatum, Mark Ruffallo, Steve Carell (probablemente la mejor interpretación de su carrera, donde aparece con una transformación física importante), Vanessa Redgrave y Sienna Miller.




   Sin embargo, en el momento de la película, existió una fuerte polémica entre Bennet Miller y el verdadero Mark Schultz, acusándole de mostrarle como un débil mental y de reflejar varios hechos de forma poco fiel a los que ocurrió, como sus títulos, que Du Pont le abofeteara, . . . Todo según él claro. Lo que si es seguro que pasó de manera diferente fue como se apresó al asesino. En la película parece que fue de inmediato. Pero realmente, Du Pont se atrincheró en su casa armado hasta los dientes y protagonizó un mini Waco de 48 horas hasta ser detenido por los SWAT.

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